Mi posada es el tipo de lugar que siempre agradece la visita de cualquiera que esté dispuesto a jugar limpio y divertirse, así que tenemos clientes de todo tipo. Sin embargo, hay días que dejan huella.
¡Hoy ha sido uno de esos días! La posada estaba abarrotada, como siempre, y había gente de todo tipo; lo habitual, vamos. Lo curioso era que la mayoría de los clientes llevaban las armaduras más relucientes jamás vistas... ¡Incluidos los practicantes de magia! Vi múrlocs ataviados con armaduras que, con sus placas metálicas, montaban tal estruendo que parecían robots con olor a pescado. ¡Y nunca olvidaré a la joven enana montando a lomos de su majestuoso unicornio por toda la sala común! Aquello me preocupó un poco, ya que el empalamiento suele ser malo para el negocio, pero al final no pasó nada.
Tan pronto acabaron con sus bebidas, incluido el unicornio, recogieron sus juegos de Hearthstone y prosiguieron su viaje. Fue una visión inspiradora, y admito que me apenó verlos marchar.
Me pregunto adónde se dirigían. Pero bueno, ¡la taberna tiene un talento especial para aparecer allí donde está la diversión, así que seguro que pronto lo averiguaré!